ROGER WATERS EN MÉXICO Y EL AUTENTICO GRITO DEL 15 DE
SEPTIEMBRE.
O
CRÓNICA DE UNO DE ESTOS DÍAS.
POR: LEONARDO MORENO.
ROGER
WATERS SE PRESENTÓ EN EL ZÓCALO DE LA CIUDAD DE MÉXICO Y FUE MEMORABLE.
Uno de estos días tenía que ver a Pink Floyd en
concierto y aunque no fueron ellos per sei; Roger Waters fue su voz después del
colapso de Syd Barret, de 1968 hasta 1985; año en que se separó de la banda en
no muy buenos términos y al ser la parte creativa del grupo, era por antonomasia
el alma del mismo. En sus conciertos, básicamente interpreta todo lo
concerniente a Pink Floyd, con excepción de “A momentary lapse of reason” y
“The Division bell”, los últimos discos de los Floyd en los cuales ya no
intervino. Sin embargo el repertorio del músico comprende la etapa más
importante de la banda.
ROGER
WATERS SE SEPARÓ DE PINK FLOYD EN 1985 DECRETANDO QUE LA BANDA ERA UNA FUERZA
AGOTADA E INCLUSO INTENTO SU DISOLUCIÓN POR LA VÍA LEGAL, COSA QUE NO
CONSIGUIÓ.
Y uno de estos días llegó.
La semana fue agotadora y dormí poco, aunque es
absurdo quejarme de ello pues en general casi no duermo; pero fueron días particularmente estresantes y todo lo que
quería era descansar este sábado. Incluso una reunión de ex-alumnos de mi
secundaria estaba en puerta, pero cuando aludí mi asistencia a la convivencia, pasé
por alto el minúsculo detallito de que Roger Waters estaría presentándose en el
Zócalo este primero de Octubre. Sorry chicos, fue la segunda ocasión en la que
no pude asistir y no fue por mamón, sino que Mr. Waters tiene 73 años y a como
ha estado este pinche año con los decesos en el mundo de la música de George
Martin, Nick Menza, Maurice White, Paul Kantner, Merle Haggar, Jon English, Keith
Emerson, Glenn Frey, Prince y David Bowie principalmente, quizás no haya
oportunidad de verlo otra vez.
2016
HA SIDO UN AÑO FUNESTO PARA EL MUNDO DE LA MUSICA.
El día estaba lleno de expectativas y en esa
libación del momento fuimos estirando el instante de la partida con música de
Pink Floyd, posteriormente experimentamos algunas diferencias logísticas y de
atuendo con mi Xoxo. Parte de esto tuvo que ver también con mi nerviosismo, se
lo que es un evento de este tipo y llevar a 2 de mis 3 joyas más preciadas al
centro de una muchedumbre exaltada no me hacía gracia si he de ser honesto, mi
pequeña Björk con todo y reproches y su gran molestia tuvo que quedarse y
aunque en principio me sentí mal por esto, el desarrolló de eventos posteriores
me dio la razón. Y fue por esto que salimos un poco tarde y malhumorados con
rumbo al Zócalo de la Ciudad de México. No hubo incidencias en el camino y
logramos arribar a la plaza de la constitución como a las 5 pm, esperábamos que
ya hubiera gente, eso no sería problema, según nosotros. A pesar de las tremendas
lluvias que han azotado a nuestro país últimamente, el día resultó odiosamente
soleado y nos pegó de lleno ubicados cerca del asta-bandera de la explanada del
Zócalo, a donde llegamos con relativa facilidad. Sin embargo nos olvidamos de
comprar aguas y snacks para pasar el rato y no nos atrevimos a movernos por
temor a perder nuestro lugar. La gente seguía congregándose y eran un chingo,
además de que algunos ya habían iniciado su viaje con alcohol o marihuana o
ambos u otro elemento y aun así la cosa parecía tranquila; todo indicaba que
esperaríamos en calma la salida de Roger Waters a las 8 de la noche, para
interpretar sus grandes éxitos con Pink Floyd… Ilusos.
SE
ESTIMA QUE LA ASISTENCIA AL ZÓCALO OSCILÓ ENTRE LOS 170 Y 200 MIL PERSONAS.
La ubicación del evento dejó mucho que desear, no se
podía ver nada más que la pantalla gigante de fondo si te tocaba detrás del
asta-bandera, en donde estaba colocada una pantalla grande, así como en la
entrada de 20 de noviembre y calles aledañas. Igualmente la estructura
aparatosa en que se montaron las pantallas, obstruía toda visibilidad del
escenario; no importaba en realidad, escucharíamos a Roger Waters en vivo y
veríamos el concierto en la pantalla, no estaba mal, pero… Conforme empezó a
llegar más gente el asunto se complicó. Cierto que en un concierto esperas
empujones y más en uno de este tipo y aunque era la expectativa, mis temores no
solo se materializaron sino que me rebasaron. Fue decepcionante ver a sujetos…
No sujetos no, sino a auténticos animales descerebrados que no solo se
aventaban para pasar, lo hacían con saña
y con el afán de lastimar, incluso propinando puñetazos a mujeres y a personas
con sus hijos, porque hubo gente que increíblemente llevó a sus niños pequeños
y me refiero a muy pequeños. Desde el tour “Vértigo” de U2 en el 2006, no había
tenido que golpear a nadie en un concierto, en aquel entonces fue en defensa de
mi Xoxo, quién fue agredida por un pendejo poco antes de iniciar el concierto.
El día primero de Octubre de 2016 golpee de forma contundente a 4 imbéciles en
distintos momentos de la tarde, debido a la forma dolosa en que se lanzaban
sobre nosotros; bueno, hasta mi pequeña Engel se vio en la necesidad de
repartir chingadazos. Esto fue culpa directamente de la organización del
gobierno de la Ciudad de México, cuya labor de dosificación del público fue
nula, bien que chingan en el metro con sus estúpidas e inútiles maniobras y
división de hombres y mujeres. Pero la acción dosificadora tan requerida en un
evento de esta magnitud brilló por su ausencia. Debido a esta situación, nos
vimos forzados a retroceder a la entrada de 20 de noviembre e igualmente no sin
una buena dosis de violentos empujones, golpes, jalones de pelo y rasguños.
CUANDO
LA POLICIA SE DECIDIO A CONTROLAR A LA GENTE, EL ASUNTO YA SE LES HABÍA DESBORDADO.
LO QUE SE VE EN LA IMAGEN, NO ES NI UNA CUARTE PARTE DE LO QUE EN REALIDAD PASÓ.
Cuando por fin se dignaron a cerrar los accesos al
Zócalo, como una hora y media después de que los altavoces anunciaran que la
plaza de la constitución se encontraba a su máxima capacidad, los chicos no
conformes con su ubicación, comenzaron a trepar cuan hábiles monos capuchinos
en los postes y arboles aledaños, para subir a las marquesinas de algunos
establecimientos como Junco y Liverpool. Siendo que dichas marquesinas no están
diseñadas para soportar a la enorme cantidad de gente que se subió a ellas, era
factible que ocurriera un accidente y aunque los altoparlantes gubernamentales le
pedían a la gente que no lo hiciera, fue más en un afán de no quedó en nosotros
si algo pasó, que en la intención de realmente solucionarlo; los policías tenían
de frente la situación y no hicieron nada, a lo mucho bajaron a los chicos que
se habían trepado a los puestos de periódicos y vi que detuvieron a un par de
personas, aunque la pregunta aquí sería ¿Por qué? Había gente drogada y
alcoholizada por todas partes, hubo agresiones arteras toda la tarde y de todo
tipo y la ya mencionada invasión a propiedad privada de los trepadores de
marquesinas, así que de entre todo este menú de opciones ¿Qué pudieron hacer
esos sujetos para que los detuvieran? ¿Mataron a alguien? Pues fue lo único que
faltó esa tarde. Y no me malinterpreten, sé que parte de ir a un concierto es
el desmadre, pero la autoridad se supone que debe estar para que el desmadre no
se desborde y se convierta en tragedia y a la autoridad ese día le importó un
pepino, afortunadamente no hubo nada que lamentar, pero créanme que fue pura
suerte. Para acabarla de chingar, después de que toda la pinche tarde estuvo
fastidiosamente soleada, justo al inicio del concierto comenzó a llover. Por no
mencionar que pisé una botella cuyo contenido no era etílico, ni gaseoso, pero
si resultado de una micción y debo agregar que el mugre recipiente en cuestión
explotó, salpicándome y a la gente a mi alrededor, afortunadamente (si es que
cabe la palabra) no pasó de las pantorrillas.
LAS
PERSONAS TREPARON PELIGROSAMENTE A LAS MARQUESINAS.
Algo que quedó de manifiesto fue que gran parte del
público no tenía la más puta idea de quién era Roger Waters. Algunos estaban
ahí por pose, otros fueron a ver si les daban su torta y su frutsi y cuando
comenzó el concierto se quedaron con su cara de ¿Qué chingaos es esto? Y fueron
muchísimos. Hubo otros que asistieron porque conocían la canción de “The Wall”
y “Wish you were here” y no dieron para más y los más se lanzaron al desmadre.
Auténticos fans de Pynk Floyd fuimos pocos en realidad. Al finalizar el evento,
la salida resultó un poco tortuosa, buscando un bendito cajero automático en
las calles por donde te permitían pasar e increíblemente y siendo el centro
histórico no hubo tal, al menos no en funciones. Aun más agobiante fue buscar
una estación del metro abierta, pues aunque en los altavoces del gobierno decían
que el metro daría servicio hasta la una de la mañana, todas las estaciones
céntricas estaban cerradas, no solamente Zócalo. Esto propició una larga y amargosa
caminata, debido al cansancio y agobio del día y que tronó cuando un taxista
culeid nos sableo casi 200 pesos por llegar del Centro al metro Aeropuerto y
luego por qué Uber les está comiendo el mandado. Para culminar con una llegada a
la colonia donde vivo, plagada de fiestas callejeras pletóricas de regayton y
banda ¿Y saben qué? Escuchar ese ruido después de un concierto de Roger Waters,
es como si te pusieran a la mesa un pedazo de caca en un plato, después de
degustar un platillo exquisito.
Y así culminó mi día… ¿Qué más faltaría? Ah sí, el
concierto… ¿Todo este viacrucis valió la pena?
“I SEE YOU ON THE DARK SIDE OF THE
MOON.”
A huevo que lo valió.
Para mi este asunto comenzó en 1994, cuando Pink
Floyd se presentó en México con su gira “The División Bell Tour”, la cual
culminó con la publicación del álbum en vivo “Pulse”. En aquel entonces no
asistí no por falta de dinero sino por descuido, ya que me encontraba absorto
en intensas cuestiones personales y se me pasó la fecha de la venta de boletos
y luego la de los conciertos, los cuales recordé al pasar casualmente frente al
“Autódromo Hermanos Rodríguez” donde se celebró el evento; al momento en que la
gente iba saliendo del lugar y recuerdo haber pensado ya volverán. Yeah right, “The
División Bell tour” resultó la última gira de Pink Floyd y aunque hace un par
de años editaron un último disco; “The Endless River”, ya no hubo gira.
“THE
DIVISION BELL TOUR” FUE LA ULTIMA GIRA DE PINK FLOYD, LA CUAL TUVO ESCALA EN
MÉXICO D,F. EN 1994, EN EL AUTODROMO DE LOS HERMANOS RODRIGUEZ.
Logramos llegar a un remanso donde a pesar de que
había gente no estaba tan abarrotado, en la entrada de 20 de noviembre como ya
había mencionado. Una vez ahí hicimos un recuento de nuestras cosas y después
de confirmar que estábamos completos y de que solo habíamos perdido botones en
la ropa y de que quizás tuvimos sexo salvaje con muchas personas, dio inicio el
recital con “Speak to me” y de ahí en adelante todo se volvió mágico. Incluso
la lluvia, en principio inoportuna, casó de forma genial con el momento. Todas las penurias del día se hicieron
humo mientras transcurrían temas como “The Great gig in the sky”, “One of these
days”, “Money”, “Us and them”, “Wish you were here”, “Welcome to the machine” y
“Have a cigar” entre otros. La emoción se intensificó cuando Waters
interpretó “Pigs on the wing” y en las pantallas aparecieron la frases racistas
y despectivas que Donald Trump ha vomitado durante su campaña, plagada de
racismo y odio y rematando al final con letras enormes la frase; “Trump eres un
pendejo”, lo cual desató la rabia del público contra el descerebrado candidato
norteamericano. Aunque sin duda el momento más emotivo de la noche llegó con
“Another brick in the wall”, donde Waters reflejó la ansiedad de haber estado
esperando ese momento en particular, durante la interpretación varios niños
salieron con playeras negras que decían “Derriba el muro” y al final otros
tantos aparecieron con playeras blancas con una letra negra en cada una de
ellos y al alinearse se podía leer la frase, “Renuncia ya”, la cual se vio
también en la enorme pantalla detrás del escenario y entonces el Zócalo gritó
al unísono y de forma furiosa “Fuera Peña”, grito que se repitió después de que
Roger Waters leyera una carta dirigida a Enrique Peña Nieto que decía así:
“La última vez que toqué en el Foro Sol, conocí a algunas familias de
los jóvenes desaparecidos en México. Sus lágrimas se hicieron mías, pero las
lágrimas no traerán de vuelta a sus hijos. Señor presidente (Aquí la gente
lanzó un prolongado abucheo contra Peña Nieto), más de 28 mil hombres, madres,
niñas y niños han desaparecido. Muchos de ellos durante su mandato, desde el
2012. ¿Dónde están? ¿Qué les pasó?
Recuerde que toda vida humana es sagrada, no solo la de sus amigos.
Señor presidente, la gente está lista para un nuevo comienzo. Es
hora de derribar el muro de privilegios que divide a los ricos de los pobres.
Sus políticas han fallado. La guerra no es la solución.
Escuche a su gente, señor presidente. Los ojos del mundo lo están
observando”.
EL GRITO DE ¡¡¡FUERA PEÑA!!! SE ELEVÓ CON FUERZA EN EL ZÓCALO EN UNA
FIESTA QUE RESULTÓ MÁS NACIONAL QUE EL FALSO 15 DE SEPTIEMBRE MONTADO POR EL
GOBIERNO.
Waters lanzó estás protestas con
anterioridad en los conciertos del “Foro Sol”, pero hacerlo en la explanada del
Zócalo capitalino, frente al mismo palacio de gobierno, resulta de muchos
huevos. Además de mandar a Donald Trump el mensaje que todos los mexicanos
queríamos gritarle y que el mismo Peña Nieto no tuvo los huevos de decirle en
su momento. Y ahora resulta que quieren expulsarlo del país por criticar al
gobierno, típico de esos pobres diablos.
ROGER WATERS LE MANDÓ A TRUMP UN MENSAJE EN NUESTRO NOMBRE.
El clímax de tan sublime noche
tocó su culminación con la legendaria y onírica “Comfortably numb” al final de
la cual Roger Waters dio el autentico grito del 15 de Septiembre al exclamar de
forma potente “¡VIVA MÉXICO CABRONES!”; en medio de un espectacular despliegue
de fuegos artificiales.
AL GRITO DE ¡¡¡VIVA MÉXICO CABRONES!!! ROGER WATERS CULMINÓ SU
PRESENTACIÓN EN EL ZÓCALO.
Y así transcurrió uno de estos
días; todas la vicisitudes quedaron más que justificadas y menoscabadas por un
instante maravilloso impreso por siempre en mi mente; cuando uno de los más
grandes titanes del rock dejó su huella ardiente en el corazón de nuestro país.
Muchas gracias por la visita Roger Waters, ojala uno de estos días puedas
regresar.
SEE YOU IN THE ETHER.